¿Que qué paso para que sea Towshot? Facil, mi macho se puso un vestido :p y mi mente trabajo arduo para lograr esto:
Titulo: Pata de lana.
Palabras empeladas: 3731
Pareja: RyoDa
Genero: Travestimos, Amor, YAOI, +14, Amo entre hombres, Drama.
Autora: Sara-ng21 /Nini chan
Sipnosis:
Tras haberse ido a vivir con su pareja, cada vez pasan menos tiempo juntos. Ueda se siente sólo y Nishikido no hace nada para cambiar el sentir de su pareja. Nada positivo, pero si sale y se divierte sin él. ¿Cómo terminar estos hombres que concretaron su amor bajo la apariencia femenina de Ryo? ¿Terminan o el amor es más fuerte?
En una habitación blanca, sin alfombra, sobre el futon de dos plazas,
duerme Ueda Tatsuya. Boca abajo, con los brazos bajo la almohada, respira muy
despacio. La cama, lo contiene en diagonal, porque se tiro a la
cama, a cerrar un momento los ojos, en lo que venía su novio Ryo
Nishikido. Pero nunca llego y son las dos de la mañana, con él durmiendo
sólo.
No es la primera vez que este hombre
pasa una noche sólo, desde que con su pareja empezaron a vivir juntos.
Tatsu juraría que durmieron más veces juntos antes de pasar a vivir bajo el
mismo techo, que desde que comparten los gastos del departamento. Y no es que
él necesite compartir esos gastos, ni su pareja, sino, que fue una idea del mismo ausente ser para estar
más unidos.
Da un fuerte resoplido, despertando,
con las pestañas pesadas. Parpadea seguido, acomodando las imágenes que
ve. Gira la cabeza hacia un lado, viendo que sus minutos pasaron a cuatro horas
y no hay rastro de ese desorden en la pieza que le indica que él regreso de sus
ensayos con la banda.
Se sentó en el centro de la cama,
abrazando la almohada con un brazos, mientras se come la uña de su dedo índice
de la mano libre, pensado qué hacer para no perder a su pareja. Que por lo
visto, desea pasar mucho tiempo fuerza del amplio departamento sin razón
aparente.
En la mesita de luz, sonó su celular, se
alarmo un poco, pero se repuso rápido del sobresalto que sintió, ya que cabe
una posibilidad de quién llame sea el mismísimo Nishikido, o peor aún, la
policía para que valla a sacarlo de la cárcel, y mejor no pensar más, porque
uno puede añadir la cruel idea de que Ryo murió y tiene que ir a reconocer el
cadáver… Aunque no es nada oficial su relación de pareja, de seguro si
pasar algo del macabro estilo, quién lo llame sería la madre del occiso,
una vez reconocido como tal. Lo que no cálculo que la llamada nada tendría que ver con su
hombre: Tal vez lo llamaban a las dos pasadas de la mañana para ofrecerle
alguna tarjeta de crédito, o tal vez venderle alguna zapatilla deportiva. O
puede ser el caso que le pasó, que sea su compañero de trabajo Kamenashi.
-¿Hola?- EL número que lo llamaba no
estaba dentro del identificador de llamada de su teléfono móvil.
-Uepi, hola, ¿Cómo estás? Me dejaste algo
intrigado hoy...-Su compañero de banda lo llamaba porque él en un desliz, dijo
que no quería ir a casa para estar sólo, que se quedaba una hora más
practicando uno pasos sólo. Se odio en ese mismo instante. No era amigo de la
idea de que los demás sepan que él tenía problemas personales.
-Eh, sí, Kame kun, no te hagas drama...-Se
calló antes de que se le escapara un lloroso hipo. Sus ojos perdían unas lágrimas
que recorrían las mejillas. Rara vez él lloraba, pero es que en el último
periodo de su vida, se venía sintiendo tan sólo y tan abandonado, que no lo
soporto más. Estaba estallando muy lento.
-Se te escucha raro... ¿Seguro que todo está
bien, no?- Se pudo imaginar la cara de interrogación de su compañero y lo
angustio más, sin razón. Bueno, tenía una razón para estarlo.
-Sí...-Pensó rápido, por un momento y
agrego:- Kame kun te dejo, Ryo chan acaba de llegar.-
-Pero que raro, está en el auto de
adelante con Yamapi, vamos todos a comer y luego a bailar...-No lo dijo de
malo, solo que era la verdad y no le agrado que su amigo buscara una mentira
para cortarle el teléfono. Eso no era tener huevos, en un sentido vulgar.-
Tras ser descubierto en su mentira
espontanea, su corazón comenzó a latir más rápido. ¿Cómo era eso de que su novio
estaba en el auto con Yamapi? No solo
eso, si no que: ¿Cómo puede ser Kamenashi lo sepa (Sin ser pareja de ni de Ryo
ni de Yamashita, por más que con este último tuvo un "algo" de unas
semanas)?
Lo que Ueda no sabía es que: Kazuya estaba
viajando en auto con Tegoshi a un local bailable, ellos dos disfrazado (según algunos,
pero para ellos sería mejor que utilicemos la palabra “vestidos”) de mujeres
para poder ingresar a los mismo gratis, mientras los "hombres" iban
en el auto de Ryo.
-Ah, si algo me contó...-Volvió a
mentirle, esperando no sonar tan desorientado como se sentía y estaba. El
corazón le latía en la sien, mientras que las manos se le humedecían.
Casi se le cae el celular a la cama. Se tumbó de lado, con las piernas contra
el abdomen, sintiéndose insignificante. No era el hecho de que al ser novio de
Nashikido, no fuera invitado; ni que su amigo tampoco lo había invitado; ni que
parecía que todo lo sabían menos él. Si no, es que su novio mismo se lo oculto.
Si le decía que iba a comer con amigos, él lo habría dejado (Tras reproches y
enojos efusivos, seguro).
-Vamos Ueda, no sé por qué no quisiste venir, pero más allá de tus
motivos personales de no asistir, creo que debes de estar, para controlar al
perverso de tu novio.- Tatsu no escucho bien lo que le decía por el otro lado
de la línea telefónica. No paraba de hacerse preguntas y sentirse cada vez más
idiota.
Claro, ¿cómo iba
un macho cabrío dejar de serlo, solo por tener un novio? Que él pigmeo lo haya
buscado en el gimnasio, vestido de mujer (Para engatusar a Uebo con un culo en
calza y unas lolas de qué eran, ¿Algodón?), no significa que va a dejar de ser
el macho cabrío que es: Él que finge ser un hombre hecho y derecho, que le
gustan los grandes bubies...
-¿Cómo dices?...-Algo no le cuadro de nuevo en la historia. Si él no es que no quiso ir, es que ni fue invitado.- Yo...-Dudo por un momento en decir lo siguiente:- Yo no sabía nada...Kame...-Por fin se sinceró, no por que quiera, sino porque se le escapo la verdad en pocas gotitas.
-¿Cómo que no, si Ryo kun nos dijo que no querías venir?-Kazuya no lo vio, pero se imaginó a su amigo, presionado un labio carnoso contra el otro.-Bueno, ahora pego la vuelta y revemos todo esto.-Le dice en un tono decido y cuelga rápido la conversación, pegando en la próxima esquina en "U" para ir al departamento de la pareja de Ryo.-
-No, Kazu kun, no es ne...-Solo escucho el silencio vació de que ya habían cortado la linea. Dejo el celular a un lado de la cama. Sin saber si llamar a no a su novio y pedir alguna explicación. Por un momento pensó que al hacerlo iba a ser muy invasivo en la vida privada de Nashikido, luego le vino a la mente la idea de que al ser parejas, por lo menos merecía saber que iba a pasar la noche solo. No le pediría más explicaciones, que saber si hacer o no una cena o un almuerzo. Con Ryo todo era de un momento para lo otro. Si estaba comían juntos y si no, era cuestión de suerte poder tener una sobremesa al mismo tiempo, ambos, juntos, como pareja unida.
Al poco tiempo, el timbre sonó, fue a atender, sabiendo de ante mano quién era. Se llevó la sorpresa de ver además a Tegoshi con él. Ambos con vestidos, zapatos y pelucas largas y rubias. Tego estaba sonriendo amplio, con un vestido extra en una mano, que semi colgaba de la percha, mientras su compañero de banda sostenía una peluca casi colorada y unas botas. Ambos, sin decir mucho, ingresaron al departamento, tomaron cada uno un brazo a Ueda, y lo arrastraron, desprevenido al sillón de la sala, donde comenzaron con el cambio.-
¡Ey! -Grito un poco, con miedo a que los vecinos se quejen por el tono de voz.- ¿Qué hacen? ¿Están locos o qué? -Vio como sacaban cosas de las carteas que traían colgadas y las desparramaban entres los muebles de la sala.- No toquen nada.- Temió por ese jarrón que tembló cuando Tegoshi al dejar el portacosmético sobre la madrea de la mesa, con un codo, casi lo tira al suelo. Lo había comprado en una de las salidas que tuvo con Nashikido y no deseaba que se rompan los pocos recuerdos que habían creado como pareja unida-
-Kazu kun dijo que debíamos de ayudarte con Nashikido kun. Vas a ir con nosotros aunque no quieras. Como te vamos a dejar, lograras conquistarlo de nuevo, con esta nueva faceta tuya.- Estaba muy emocionado, Yuya, con la idea de poder ayudar a ser algo así como un celestino para sus compañeros de empresa.
-No, claro que no voy a volver a ponerme un traje como el de ustedes dos para ir por la calle-Los señalo con un dedo índice muy acusador. Por más que deseen ayudarle, esa no era (Para él) la forma adecuada de poder recomponer su relación con su... ¿Novio? Tatsu intento en ponerse de pie. Pero fue impedido de hacerlo por las manos de su compañero de banda que lo tomo enseguida por los hombros, no si antes, correr por el centro de la sala, para lograr ejecutar la acción de maniobrar con un boxeador profesional. Si no fuera que estaba derrotado emocionalmente, Ueda hubiera tirado de un movimiento a esos dos travestís, fuera de su departamento.
-Solo queremos ayudarte. Aun no sabes que vas a ir.-Giro la cara a Yuya que se acercó a controlar lo que veía como una fiera (Aunque Tatsu diría que estaba muy calmado)-Aun no debió de llegar al local y notar nuestra ausencia.-
-Emm.-Asintió a las palabras del otro travestí.- Sí, es verdad. No nos llamó aun.- Remarco el aun, en el tono de voz empleado. Sabía que Nishikido odia que lo hagan esperar. Lo más probable, es que este comiendo con Yamapi en el restaurante, sin importarles que no estén todos presentes.
-Yo no soy....-Intenta buscar las palabras adecuadas que usar con sus amigos, no desea además estar mal por herir los sentimientos de dos personas que quieren ayudarlo con su novio abandonar.-asi... ¿?-Ladea unos grados la cabeza, entornando la mirada. Suspira hondo, larga el aire a la vez que niega con énfasis.- NO tengo ánimos además de hacerme pasar por alguien que no soy para ver si me es o no infiel. Si tiene un pata de lana, prefiero que el descubrirlo se dé la forma que el destino lo a planeado para nosotros... dos.- Dice, como si decidir ser infiel es cuestión del destino y no una decisión personal, dela cual hay que asumir la responsabilidad frente al otro.-
-Tatsu... no digas eso. Ryo kun no tiene a nadie más en su corazón.-Yuya no se atrevió aclarar que tampoco tiene a nadie más entre las piernas, porque eso no lo juraría. Sabía de las costumbres juergueras de su ex compañero de banda. No era desentendido de las fotos de paparazis ni mucho menos de los rumores que ellos mismo dejan correr por la empresa de que es un mujeriego empedernido.
Kamenashi, soltó el agarre que tenía en los hombros de su compañero, para pasar a mostrarle el vestido tipo "lolita" que habían elegido antes de meterse por el garaje al interior del edificio departamental. Tenía en su auto varios modelos, por si en alguna ocasión, necesitaba uno más sencillo, o más aniñado o simplemente para no repetir vestido.
Tatsuya lo pensó por un momento, no iba a perder nada si aceptaba esta invitación. Podría ir al mismo local y ver qué pasaba ahí adentro, sin hacer escándalos o reproches más tarde. Nadie más sabría que estaba en la misma zona que Ryo.
Con un movimiento de cabeza, acepta, dejando que los dos hombres con vestidos en esa sala lo preparen para el encuentro de la verdad. Al poco tiempo, aunque una eternidad para el chico que estaba siendo transformado, el cambio de look... y de identidad se había concretado con un vestido azul con volados en blanco. Unas medias negras bastantes gruesas, lisas, y sin brillo, pero con efecto contornenate. Unas botas con plataforma, y mucho maquillaje, que incluía pestañas y uñas bordos y largas, postizas.
Se fueron al auto las tres señoritas, una más delicada que la otra la caminar, aunque Ueda creía estar haciendo vino zapatero con su "elegante" andar femenino. Por suerte para él, ahora: ella; ningún vecino se acercó por fuera del espacio en común. Se moría ahí mismo si lo descubriesen con esas fachas de adolescente femenina.
Al rato de haber estacionado, el chico les daba trabajo. No se animaba a salir del auto. Se le puso la idea de regresar en la cabeza y no parecía cambiar de opinión... no hasta que esos ojos, por el rabillo, distinguieron al hombre que lo puso en esta situación. Estaba con sus compañeros de juerga, hablando con el gorila de la seguridad. Ingresaron. Por cada paso que Ryo dio dentro del lugar, Ueda sin perder su ojos fijos en esa enana esturara, dio un paso fuera del auto, dirigiendo sus pasos por el camino andado por los zapatos del pigmeo cabrío.
-¿Cómo dices?...-Algo no le cuadro de nuevo en la historia. Si él no es que no quiso ir, es que ni fue invitado.- Yo...-Dudo por un momento en decir lo siguiente:- Yo no sabía nada...Kame...-Por fin se sinceró, no por que quiera, sino porque se le escapo la verdad en pocas gotitas.
-¿Cómo que no, si Ryo kun nos dijo que no querías venir?-Kazuya no lo vio, pero se imaginó a su amigo, presionado un labio carnoso contra el otro.-Bueno, ahora pego la vuelta y revemos todo esto.-Le dice en un tono decido y cuelga rápido la conversación, pegando en la próxima esquina en "U" para ir al departamento de la pareja de Ryo.-
-No, Kazu kun, no es ne...-Solo escucho el silencio vació de que ya habían cortado la linea. Dejo el celular a un lado de la cama. Sin saber si llamar a no a su novio y pedir alguna explicación. Por un momento pensó que al hacerlo iba a ser muy invasivo en la vida privada de Nashikido, luego le vino a la mente la idea de que al ser parejas, por lo menos merecía saber que iba a pasar la noche solo. No le pediría más explicaciones, que saber si hacer o no una cena o un almuerzo. Con Ryo todo era de un momento para lo otro. Si estaba comían juntos y si no, era cuestión de suerte poder tener una sobremesa al mismo tiempo, ambos, juntos, como pareja unida.
Al poco tiempo, el timbre sonó, fue a atender, sabiendo de ante mano quién era. Se llevó la sorpresa de ver además a Tegoshi con él. Ambos con vestidos, zapatos y pelucas largas y rubias. Tego estaba sonriendo amplio, con un vestido extra en una mano, que semi colgaba de la percha, mientras su compañero de banda sostenía una peluca casi colorada y unas botas. Ambos, sin decir mucho, ingresaron al departamento, tomaron cada uno un brazo a Ueda, y lo arrastraron, desprevenido al sillón de la sala, donde comenzaron con el cambio.-
¡Ey! -Grito un poco, con miedo a que los vecinos se quejen por el tono de voz.- ¿Qué hacen? ¿Están locos o qué? -Vio como sacaban cosas de las carteas que traían colgadas y las desparramaban entres los muebles de la sala.- No toquen nada.- Temió por ese jarrón que tembló cuando Tegoshi al dejar el portacosmético sobre la madrea de la mesa, con un codo, casi lo tira al suelo. Lo había comprado en una de las salidas que tuvo con Nashikido y no deseaba que se rompan los pocos recuerdos que habían creado como pareja unida-
-Kazu kun dijo que debíamos de ayudarte con Nashikido kun. Vas a ir con nosotros aunque no quieras. Como te vamos a dejar, lograras conquistarlo de nuevo, con esta nueva faceta tuya.- Estaba muy emocionado, Yuya, con la idea de poder ayudar a ser algo así como un celestino para sus compañeros de empresa.
-No, claro que no voy a volver a ponerme un traje como el de ustedes dos para ir por la calle-Los señalo con un dedo índice muy acusador. Por más que deseen ayudarle, esa no era (Para él) la forma adecuada de poder recomponer su relación con su... ¿Novio? Tatsu intento en ponerse de pie. Pero fue impedido de hacerlo por las manos de su compañero de banda que lo tomo enseguida por los hombros, no si antes, correr por el centro de la sala, para lograr ejecutar la acción de maniobrar con un boxeador profesional. Si no fuera que estaba derrotado emocionalmente, Ueda hubiera tirado de un movimiento a esos dos travestís, fuera de su departamento.
-Solo queremos ayudarte. Aun no sabes que vas a ir.-Giro la cara a Yuya que se acercó a controlar lo que veía como una fiera (Aunque Tatsu diría que estaba muy calmado)-Aun no debió de llegar al local y notar nuestra ausencia.-
-Emm.-Asintió a las palabras del otro travestí.- Sí, es verdad. No nos llamó aun.- Remarco el aun, en el tono de voz empleado. Sabía que Nishikido odia que lo hagan esperar. Lo más probable, es que este comiendo con Yamapi en el restaurante, sin importarles que no estén todos presentes.
-Yo no soy....-Intenta buscar las palabras adecuadas que usar con sus amigos, no desea además estar mal por herir los sentimientos de dos personas que quieren ayudarlo con su novio abandonar.-asi... ¿?-Ladea unos grados la cabeza, entornando la mirada. Suspira hondo, larga el aire a la vez que niega con énfasis.- NO tengo ánimos además de hacerme pasar por alguien que no soy para ver si me es o no infiel. Si tiene un pata de lana, prefiero que el descubrirlo se dé la forma que el destino lo a planeado para nosotros... dos.- Dice, como si decidir ser infiel es cuestión del destino y no una decisión personal, dela cual hay que asumir la responsabilidad frente al otro.-
-Tatsu... no digas eso. Ryo kun no tiene a nadie más en su corazón.-Yuya no se atrevió aclarar que tampoco tiene a nadie más entre las piernas, porque eso no lo juraría. Sabía de las costumbres juergueras de su ex compañero de banda. No era desentendido de las fotos de paparazis ni mucho menos de los rumores que ellos mismo dejan correr por la empresa de que es un mujeriego empedernido.
Kamenashi, soltó el agarre que tenía en los hombros de su compañero, para pasar a mostrarle el vestido tipo "lolita" que habían elegido antes de meterse por el garaje al interior del edificio departamental. Tenía en su auto varios modelos, por si en alguna ocasión, necesitaba uno más sencillo, o más aniñado o simplemente para no repetir vestido.
Tatsuya lo pensó por un momento, no iba a perder nada si aceptaba esta invitación. Podría ir al mismo local y ver qué pasaba ahí adentro, sin hacer escándalos o reproches más tarde. Nadie más sabría que estaba en la misma zona que Ryo.
Con un movimiento de cabeza, acepta, dejando que los dos hombres con vestidos en esa sala lo preparen para el encuentro de la verdad. Al poco tiempo, aunque una eternidad para el chico que estaba siendo transformado, el cambio de look... y de identidad se había concretado con un vestido azul con volados en blanco. Unas medias negras bastantes gruesas, lisas, y sin brillo, pero con efecto contornenate. Unas botas con plataforma, y mucho maquillaje, que incluía pestañas y uñas bordos y largas, postizas.
Se fueron al auto las tres señoritas, una más delicada que la otra la caminar, aunque Ueda creía estar haciendo vino zapatero con su "elegante" andar femenino. Por suerte para él, ahora: ella; ningún vecino se acercó por fuera del espacio en común. Se moría ahí mismo si lo descubriesen con esas fachas de adolescente femenina.
Al rato de haber estacionado, el chico les daba trabajo. No se animaba a salir del auto. Se le puso la idea de regresar en la cabeza y no parecía cambiar de opinión... no hasta que esos ojos, por el rabillo, distinguieron al hombre que lo puso en esta situación. Estaba con sus compañeros de juerga, hablando con el gorila de la seguridad. Ingresaron. Por cada paso que Ryo dio dentro del lugar, Ueda sin perder su ojos fijos en esa enana esturara, dio un paso fuera del auto, dirigiendo sus pasos por el camino andado por los zapatos del pigmeo cabrío.
Secundado por los
otros dos travestís, ingreso al lugar con unas entradas V.I.P. que no pregunto
cómo las consiguieron. Mejor es saber menos, para no quedar pegado en la caída,
si la torre es hundida. El lugar estaba como todos: con música fuerte, que
vibra a los pies y los tímpanos, las luces bajas con lazers de colores,
espejos para dar el efecto que es un espacio más amplio de lo que en realidad
es y gas que da escozor en ojos y garganta a los alérgicos.
Se separó de sus amigos, no deseaba que lo descubriesen. Fue a la barra a pedir algo para tomar. Estaba de suerte, era canilla libre para las mujeres. Nadie noto que no era mujer, así que le dieron lo que pidió sin más. Las otras dos chicas que vinieron con él shemalle fueron a la mesita negra donde estaba el sujeto a observación y vigilancia.
No pasaba nada, todo parecía tan normal, amigos tomando y hablando, mientras la música sonaba. Estaba ya cansándose de la situación. La soledad que sentía en ese lugar con tantas personas, le hacía reflexionar sobre el actuar presente: Vigilar a su novio. Ja, valla confianza que sentía en esta relación. No podía dejarlo solo con amigos, que su mente podrida lo ponía con mujeres y hombres en orgías paganas. Con velas y vírgenes para sacrificar y todo. Era malo, muy malo. No estaba actuando bien. No es correcto vigilar a una pareja. No de esta forma. Oculto. Ocultándole información. Ocultando su presencia a su pareja para poder vigilar que le sea fiel. Solo le faltaba contratar a actores que intenten hacerle pecar para ver cuán fuerte era ese pobrecito a la hora de negarse, frente a insinuaciones y propaga.
Tanto meditar, con la vista perdida en el lugar físico donde descansaba y bebía su novio, no noto que alguien lo estaba viendo a él. Que se le acerco y puso una palma de mano sudada sobre su hombro. No hasta que se acercó a su oreja y le hablo.
-¿Bailamos?- La voz le era irreconocible, fuerte, de hombre. No supo cómo negarse. Asintió con su cabeza, dejando en la barra su trago a medio tomar, con la bombillita mordida.- ¿Cómo te llamas?-Le pregunto, mientras la lleva a la pista. No supo que responder, por eso se mordió el labio, de forma inconsciente. Para él hombre desconocido que estaba tomando su mano, hubiera sido muy sexy. Se alegró de que no le vea.
Desde el lugar que estaba podía a ver aun la zona donde estaban sus compañeros. Las personas pasaban frente la zona de mesillas y la pista. Temblaba ante la idea de que este sujeto descubra que bajo su ropa, no era una mujer. No podía moverse, estaba rígido, paralizado y casi temblando por la idea que paso por su cabeza: Ser descubierto.
Cerró los ojos, deseando haber sido fuerte en su sala y no estar ahí, fingiendo ser quién él no era. Se sacudió y casi gruño cuando sintió que el sujeto extraño, se acercó a su cuerpo, lo tomo de los brazos y se apoyó en su trasero. Giro la cara para ver por qué es apersona parecía estar agitado, mientras corría su parte trasera de la zona pélvica del extraño. Su cuerpo quedo tenso tras ese momento. Sus ojos lo hacían lagrimear. Se hizo soltar molesto. Deseaba golpearlo.
Se va a defender. No podía permitir que este hombre lo tratara de esta forma. No señor. Él le iba a enseñar con puño y sangre (Claramente, sangre del hombre sin nombre); que a Ueda Ttasuya no se le apoya en un primer baile. Ni en un segundo ni mucho menos en años de estar juntos.
Para cuando su brazo tomo impulso, desde el codo, Nishikido lo freno. No le dio tiempo a reaccionar, cuando el pigmeo estaba secuestrándolo del centro de la pista que se formó al haber una escena belicosa. Bha, casi llega a serlo.
Tatsu deseaba decir muchas cosas, sobre todo explicar qué hacía ahí y por qué estaba vestido de esa forma. En el baño del local, con la puerta trabada, no se sentía la música más que retumbando en sus tímpanos y vibrando a sus pies. Los ojos del negro estaban muy fijos en él. Se le notaba enojado. Serio de por demás. Pero no encontraba que decir, por eso mismo, bajo la mirada a sus botas negras y se mordió el labio inferior carnoso con gloss.
Se separó de sus amigos, no deseaba que lo descubriesen. Fue a la barra a pedir algo para tomar. Estaba de suerte, era canilla libre para las mujeres. Nadie noto que no era mujer, así que le dieron lo que pidió sin más. Las otras dos chicas que vinieron con él shemalle fueron a la mesita negra donde estaba el sujeto a observación y vigilancia.
No pasaba nada, todo parecía tan normal, amigos tomando y hablando, mientras la música sonaba. Estaba ya cansándose de la situación. La soledad que sentía en ese lugar con tantas personas, le hacía reflexionar sobre el actuar presente: Vigilar a su novio. Ja, valla confianza que sentía en esta relación. No podía dejarlo solo con amigos, que su mente podrida lo ponía con mujeres y hombres en orgías paganas. Con velas y vírgenes para sacrificar y todo. Era malo, muy malo. No estaba actuando bien. No es correcto vigilar a una pareja. No de esta forma. Oculto. Ocultándole información. Ocultando su presencia a su pareja para poder vigilar que le sea fiel. Solo le faltaba contratar a actores que intenten hacerle pecar para ver cuán fuerte era ese pobrecito a la hora de negarse, frente a insinuaciones y propaga.
Tanto meditar, con la vista perdida en el lugar físico donde descansaba y bebía su novio, no noto que alguien lo estaba viendo a él. Que se le acerco y puso una palma de mano sudada sobre su hombro. No hasta que se acercó a su oreja y le hablo.
-¿Bailamos?- La voz le era irreconocible, fuerte, de hombre. No supo cómo negarse. Asintió con su cabeza, dejando en la barra su trago a medio tomar, con la bombillita mordida.- ¿Cómo te llamas?-Le pregunto, mientras la lleva a la pista. No supo que responder, por eso se mordió el labio, de forma inconsciente. Para él hombre desconocido que estaba tomando su mano, hubiera sido muy sexy. Se alegró de que no le vea.
Desde el lugar que estaba podía a ver aun la zona donde estaban sus compañeros. Las personas pasaban frente la zona de mesillas y la pista. Temblaba ante la idea de que este sujeto descubra que bajo su ropa, no era una mujer. No podía moverse, estaba rígido, paralizado y casi temblando por la idea que paso por su cabeza: Ser descubierto.
Cerró los ojos, deseando haber sido fuerte en su sala y no estar ahí, fingiendo ser quién él no era. Se sacudió y casi gruño cuando sintió que el sujeto extraño, se acercó a su cuerpo, lo tomo de los brazos y se apoyó en su trasero. Giro la cara para ver por qué es apersona parecía estar agitado, mientras corría su parte trasera de la zona pélvica del extraño. Su cuerpo quedo tenso tras ese momento. Sus ojos lo hacían lagrimear. Se hizo soltar molesto. Deseaba golpearlo.
Se va a defender. No podía permitir que este hombre lo tratara de esta forma. No señor. Él le iba a enseñar con puño y sangre (Claramente, sangre del hombre sin nombre); que a Ueda Ttasuya no se le apoya en un primer baile. Ni en un segundo ni mucho menos en años de estar juntos.
Para cuando su brazo tomo impulso, desde el codo, Nishikido lo freno. No le dio tiempo a reaccionar, cuando el pigmeo estaba secuestrándolo del centro de la pista que se formó al haber una escena belicosa. Bha, casi llega a serlo.
Tatsu deseaba decir muchas cosas, sobre todo explicar qué hacía ahí y por qué estaba vestido de esa forma. En el baño del local, con la puerta trabada, no se sentía la música más que retumbando en sus tímpanos y vibrando a sus pies. Los ojos del negro estaban muy fijos en él. Se le notaba enojado. Serio de por demás. Pero no encontraba que decir, por eso mismo, bajo la mirada a sus botas negras y se mordió el labio inferior carnoso con gloss.
Por el rabillo de
sus ojos, podía ver su reflejo en los espejos, también el de Ryo. Mirándolo. Intentando,
como él, asimilar toda esta nueva información. Procesando los acontecimientos
que se dieron lugar de una forma muy peculiar para ambos, sin lugar a duda.
-Yo...-Rompió el silencio, aun sin verlo a los ojos, pero viendo ahora el pecho de su amado pigmeo.-...-No pudo decir anda más. Deseaba disculparse. Pero cómo hacerlo y disculparse por qué. Él no había cometido nada malo. Y hasta se iba a defender sólito.
Del otro lado dela puerta había personas que por uno u otro motivo deseaban entrar. Se empezó a escuchar murmullos, un poco de griterío, más que nada cuando uno de los pato´s pasaron entre la multitud, entre ellos Yuya y Kamenashi aun con su vestidos.
Ryo exasperado, abrió la puerta, pasando por medio de la multitud, con su novio por el brazo. Llevándolo a la fuerza, aunque estaba muy liviano por la falta de moral de ese momento, así que solo lo arrastro hasta su auto y lo lleva en silencio hasta el departamento.
El aire a su alrededor era tenso, pesado, hasta electrificado. Nishikido ni por error lo miraba. Eso dolía en el interior de Ueda. Tampoco es que hiciera lago para captar la mirada de su enano capuchino. Prefería este silencio a escuchar el veneno de su muy enojado y molesto... ¿Novio? ¿Lo seguían siendo?... esa era una de las tantas preguntas que la mente cansada y agotada del shemalle intentaba describirle la incógnita. Pero no había caso: no tenía ninguna señal que diera a entender que lo sean o no. Era solo él, su silencio, y su incertidumbre en un auto con un hombre japonés de su misma empresa yendo al departamento donde conviven desde hace varios meses, casi un año.
Todo permeado de silencio, ingresaron al departamento. Dio tres paso al interior, secundado del hombre que le abrió la puerta. Despacio se giro. Ya basta, no iba darle más la espalda al asunto. Tenía que ser un hombre, y enfrentarlo. Si lo iba a dejar, por lo menos que lo haga mirándolo a los ojos. Abrió sus labios, teniendo una palabra pendiendo de su lengua, húmeda y tibia, según lo que percibió la sin hueso de Nishikido. Sorprendido por ese repentino beso pasional y tan fugaz, lo miro a los ojos. Su pareja aun los mantenía cerrados, mientras enderezaba la cabeza y se relamía los restos del beso sobre sus labios, pasando la lengua venenosa.
-Ryo kun...-Ueda persistía con la idea de dialogar, pero su pareja no le hablaba. En cambio, se estaba quitando apurado la ropa, dando gruñido por no ser más rápido. Una vez en boxers, se acercó de nuevo a su ahora chica, que lo esquivo dando un vacilante paso atrás.
-¿Qué te pasa?-Sus ojos lo miraban fijo, con esa pupila oscura como un filo.
-¿Que qué me pasa? ¿Qué te paso a vos? -Tatsu se pasa la mano por la frente, el flequillo de la peluca le molestaba tanto como la actitud de Ryo.
-¿A mí? Si a mí no me pasa nada. Salvo por que me sentí espiado una hora atrás, pero eso pertenece al pasado, ¿verdad?-Le interrogo con una ceja alzada, asegurándose de que la relación seguía mientras no fuese perseguido por un sicario o detective pago por Tatchan.
Uebo entendió el pacto tácito que no pronuncio en forma verbal su novio: Seguirían como una pareja, mientras en ellos haya confianza mutua de tal forma que ninguno va a espiar al otro de ninguna forma o por ningún medio posible.
-Yo...-Rompió el silencio, aun sin verlo a los ojos, pero viendo ahora el pecho de su amado pigmeo.-...-No pudo decir anda más. Deseaba disculparse. Pero cómo hacerlo y disculparse por qué. Él no había cometido nada malo. Y hasta se iba a defender sólito.
Del otro lado dela puerta había personas que por uno u otro motivo deseaban entrar. Se empezó a escuchar murmullos, un poco de griterío, más que nada cuando uno de los pato´s pasaron entre la multitud, entre ellos Yuya y Kamenashi aun con su vestidos.
Ryo exasperado, abrió la puerta, pasando por medio de la multitud, con su novio por el brazo. Llevándolo a la fuerza, aunque estaba muy liviano por la falta de moral de ese momento, así que solo lo arrastro hasta su auto y lo lleva en silencio hasta el departamento.
El aire a su alrededor era tenso, pesado, hasta electrificado. Nishikido ni por error lo miraba. Eso dolía en el interior de Ueda. Tampoco es que hiciera lago para captar la mirada de su enano capuchino. Prefería este silencio a escuchar el veneno de su muy enojado y molesto... ¿Novio? ¿Lo seguían siendo?... esa era una de las tantas preguntas que la mente cansada y agotada del shemalle intentaba describirle la incógnita. Pero no había caso: no tenía ninguna señal que diera a entender que lo sean o no. Era solo él, su silencio, y su incertidumbre en un auto con un hombre japonés de su misma empresa yendo al departamento donde conviven desde hace varios meses, casi un año.
Todo permeado de silencio, ingresaron al departamento. Dio tres paso al interior, secundado del hombre que le abrió la puerta. Despacio se giro. Ya basta, no iba darle más la espalda al asunto. Tenía que ser un hombre, y enfrentarlo. Si lo iba a dejar, por lo menos que lo haga mirándolo a los ojos. Abrió sus labios, teniendo una palabra pendiendo de su lengua, húmeda y tibia, según lo que percibió la sin hueso de Nishikido. Sorprendido por ese repentino beso pasional y tan fugaz, lo miro a los ojos. Su pareja aun los mantenía cerrados, mientras enderezaba la cabeza y se relamía los restos del beso sobre sus labios, pasando la lengua venenosa.
-Ryo kun...-Ueda persistía con la idea de dialogar, pero su pareja no le hablaba. En cambio, se estaba quitando apurado la ropa, dando gruñido por no ser más rápido. Una vez en boxers, se acercó de nuevo a su ahora chica, que lo esquivo dando un vacilante paso atrás.
-¿Qué te pasa?-Sus ojos lo miraban fijo, con esa pupila oscura como un filo.
-¿Que qué me pasa? ¿Qué te paso a vos? -Tatsu se pasa la mano por la frente, el flequillo de la peluca le molestaba tanto como la actitud de Ryo.
-¿A mí? Si a mí no me pasa nada. Salvo por que me sentí espiado una hora atrás, pero eso pertenece al pasado, ¿verdad?-Le interrogo con una ceja alzada, asegurándose de que la relación seguía mientras no fuese perseguido por un sicario o detective pago por Tatchan.
Uebo entendió el pacto tácito que no pronuncio en forma verbal su novio: Seguirían como una pareja, mientras en ellos haya confianza mutua de tal forma que ninguno va a espiar al otro de ninguna forma o por ningún medio posible.
-Sí, ya pase la etapa detective.-Corrobora
para su pareja. Sus parpados no parecían creer que aun iban a seguir como
novios. Parpadeaban incrédulos. Era eso o que las pestañas postizas estaban
empezando a ser una gran carga para sus parpados vírgenes.
-¿Y la femenina?-Eso no se lo espero. Su boca mostró el horror que sentía al verse descubierto como travestí por su pareja.- Porque me gustaría verte con una minifalda... tenes muy buenas ancas.-Dice sin vergüenza, a la vez que juega con el elástico negro de su boxer de marca.
-Uhm...-Lo medito por un momento antes de responder. Su labio inferior se hizo a un lado, formando un bulto, a la vez que la dentadura blanca y perlada mordió el otro extremo liso. Soltó su labio y las palabras con un solo movimiento forma de cabeza. Alzándola. Ahora se sentía seguro, deseado y un poco... ¿sexy?-Podría arreglar alguna sita con esta chica si gusta, Ryo kun.-La risa amplia de ambos se fundieron un beso pasional, cargado de deseo pro el otro, con amor, verdad y respeto.
-¿Y la femenina?-Eso no se lo espero. Su boca mostró el horror que sentía al verse descubierto como travestí por su pareja.- Porque me gustaría verte con una minifalda... tenes muy buenas ancas.-Dice sin vergüenza, a la vez que juega con el elástico negro de su boxer de marca.
-Uhm...-Lo medito por un momento antes de responder. Su labio inferior se hizo a un lado, formando un bulto, a la vez que la dentadura blanca y perlada mordió el otro extremo liso. Soltó su labio y las palabras con un solo movimiento forma de cabeza. Alzándola. Ahora se sentía seguro, deseado y un poco... ¿sexy?-Podría arreglar alguna sita con esta chica si gusta, Ryo kun.-La risa amplia de ambos se fundieron un beso pasional, cargado de deseo pro el otro, con amor, verdad y respeto.